jueves, 6 de mayo de 2010

LAS HORAS


Al escribir estas entradas sobre Virginia Woolf he recordado la película Las horas. La que sigue es una crítica que escribí para Cítara, hace ya algunos años.

"Las horas" es la historia de tres mujeres que buscan el sentido de sus vidas.

Tres mujeres, tres épocas, tres lugares diferentes y un libro que las une como hilo conductor de una misma batalla interior; los miedos y los anhelos de estos personajes las vinculan más allá del tiempo y del espacio en el que se encuentran anegadas.

Virginia Wolf (Nicole Kidman), confinada en una finca de los suburbios de Londres a principio de los años 20 junto a su marido, y que inicia su batalla cuando comienza a escribir su primera gran novela “La Señora Dalloway”.

Laura Brown (Julianne Moore) reprimida ama de casa, que vive cansada de su vida, en Los Ángeles post Segunda Guerra Mundial junto a su esposo y su hijo, y que empezará a vislumbrar un posible cambio a raíz de la lectura de “La Señora Dalloway”.

Clarissa Vaughan (Meryl Streep), una moderna versión la Señora. Dalloway de Wolf, en la Nueva York actual y que está enamorada de su amigo Richard (Ed Harris), un brillante poeta que está muriendo de SIDA.

“Las horas” no es una obra complaciente, sino una historia que habla de la insatisfacción y de lo difícil que resulta combatirla. Pero también un extraordinario estudio sobre el influjo de una creación artística.

Autora, lectora y personaje, las tres facetas de la creación literaria, se ven relacionadas en el tiempo y en el espacio, a lo largo de un único día, gracias a una estructura en paralelo, en la que abunda el “flash back” y los tonos pastel, los sonidos repetitivos y los inagotables silencios que conforman una atmósfera asfixiante que envuelve a los tres personajes principales.

Basada en la novela homónima de Michael Cunningham, con un guión magnífico que cobra vida por sí mismo con gran facilidad y majestuosidad; haciendo uso de los silencios, las miradas, las vidas que bullen dentro de los ojos de cada actor de este descomunal reparto.

En cuanto al nivel interpretativo, excelente trabajo de las tres protagonistas, que consiguen con sus movimientos, miradas perdidas y profundidad de sus voces hacernos olvidad a la actriz para zambullirnos dentro de unos personajes altamente creíbles y cercanos.

Mención especial merece la caracterización de Nicole Kidman, que pierde sus facciones de muñeca de porcelana para presentarnos casi como si de una fotografía se tratase a una Virginia Wolf enferma y hastiada de su vida.

Con un montaje y una dirección impecables la película nos regala momentos inolvidables como el de la estación de tren en el que una extraordinaria Nicole Kidman grita desesperadamente que le han robado su vida; o las aguas que inundan la habitación de Julianne Moore como alegoría de su suicidio o los encuentros cara a cara entre Meryl Streep y el magnífico secundario Ed Harris.

Una película altamente recomendable, para ver al menos dos veces, sabiendo que estamos visionando un largometraje duro e incluso deprimente, no por su calidad si no por su contenido.

Ficha técnica:

Dirección: Stephen Daldry.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 114 min.
Interpretación: Meryl Streep (Clarissa Vaughan), Nicole Kidman (Virginia Woolf), Julianne Moore (Laura Brown), Stephen Dillane (Leonard Woolf), Miranda Richardson (Vanessa Bell), Ed Harris (Richard Brown), John C. Reilly (Dan Brown), Toni Collette (Kitty), Claire Danes (Julia Vaughan), Jeff Daniels (Louis Waters).
Guión: David Hare; basado en la novela de Michael Cunningham.
Producción: Scott Rudin y Robert Fox.
Música: Philip Glass.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Montaje: Peter Boyle.
Diseño de producción: Maria Djurkovic.
Dirección artística: Mark Raggett, Judy Rhee y Nick Palmer.
Vestuario: Ann Roth.

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